Eclipsada

Esta energía del eclipse me está invitando a actuar de un modo diverso en esta vida. Porque es verdad que yo quiero el cambio, y sé que este empieza por mí misma. Por el modo en el que actúo y hago las cosas. Empezando por no planificar cada segundo del día, porque sabemos que empezamos a vivir en esta realidad en la que el tiempo ya no cuenta. Ya no vale, y lo que vale, es lo verdadero. Lo que vibra. Lo que eleva nuestro corazón a volar. Volar. Volar en un no espacio. Ese en el que siempre ha estado. Y nosotros erre que erre tratándolo de encajar en una sociedad en la que ya no vale. Porque nada vale si no se tiene en cuenta su deseo. Si no se escucha su anhelo.

Porque, ¿para qué vivimos si lo que hacemos no nos mueve el alma? Porque, ¿qué sentido tiene seguir nuestros caminos si seguimos dormidos cuando nos sabemos despiertos? Y basta ya de no querer hacer lo que sentimos; si nos mueve, si lo amamos, si nos hace felices. 

Y qué pesados los miedos. Que siguen ahí, y ¿para qué? Para que los veamos. Porque los miedos también tienen miedo. Y eso es algo que he ido descubriendo con el tiempo. El miedo tiene miedo a no existir. Porque él mismo sabe que es una ilusión. Y él se ilusiona creyendo que es real. Y nosotros lo creemos real, porque el miedo no es tonto, y sabe cómo hacerse sentir, persistir y asistir en nuestra toma de decisiones. 

¿Qué pasaría si vemos el miedo como otro igual? Otro ente que es como nosotros, con tanto miedo como el nuestro. Sería como reconocerse en el espejo, sabiendo que lo que vemos delante no es otra cosa que nuestra imagen reflejada. Así que en vez de miedos, podemos reflejarnos en deseos. Deseos del alma que nos lleven a un halo de luz en el que nos unimos todos. En el que cada uno de los seres ascienden hacia lo más puro de su esencia, entrelazando su calor de amor. El amor que siempre ha latido al unísono en una realidad opaca. El que nos ha permitido avanzar a pesar de la oscuridad. 

Reconozcámonos en esa luz divina que se halla en cada célula de nuestro cuerpo y disfrutemos de nuestro gran viaje de retorno. Somos aquello que siempre fuimos y nunca dejaremos de ser. 


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